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«NIÑOS, no toméis drogas… venid a Madrid y respirad hondo»
unica723Fecha: Lunes, 2009-05-18, 0:42 AM | Mensaje # 1
EsparaelMetalTeaM
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«Niños, no toméis drogas… venid a Madrid y respirad hondo»
Estaba difícil LA COSA DE elegir el periódico que mejor tituló la no-noticia del día, pero superando al titular de 20 Minutos se lo lleva ABC:

Un estudio detecta «niveles altos de cocaína» en el aire de Madrid y Barcelona

Llamar alto a niveles de picogramos evoca imágenes como si al ir por la ciudad todo el mundo caminara flipando con LSD, cuando según una científica que salió en el telediario…

Habría que respirar continuamente entre 1.000 y 10.000 años –una larga vida sin duda– para para inhalar una dosis equivalente a un gramo de cocaína.


 
jarpomarxFecha: Lunes, 2009-05-18, 9:15 AM | Mensaje # 2
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Sí, pero no me digas que no te llama la atención que esté ese dulce polvillo blanco flotando en el ambiente. Yo también leí la noticia ésa.

Me acuerdo del estudio que hicieron en los billetes, que la mayoría estaban pringados. Lo que pasa es que lo que no contaban era que, cuando los juntabas en fajos, iban impregnándose de coca unos con otros y "contagiándose" entre ellos. Pero esto es más llamativo, ¿tanto esnifa la gente para que se quede por ahí flotando? Porque el cannabis suelta humo al quemarlo, pero la coca, lo normal es que se tome de otra forma. <_<


NO A LA LEY LASSALLE
 
magomaFecha: Lunes, 2009-05-18, 1:35 PM | Mensaje # 3
Se engancha al metal
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entonces... viva la polucion. a ver si cuando llueva cae algun tripi biggrin
 
lynottFecha: Lunes, 2009-05-18, 5:49 PM | Mensaje # 4
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ese aire es una kaka, no coloca, jajajá.
Jarpo tiene toda la razón, mucho cuento tienen estos... la verdadera contaminación no la sacan a la luz publica... vaya gente para desviar la atención del pueblo. hablemos con propiedad, quien introdujo esa mierda en el sistema? quienes son los que se benefician? y por qué no se erradica este mal?... muchas bocas tapas el dinero sucio de la droga, pero sigue siendo dinero, por muy sucio qué este todos lo quieren.... surprised
 
unica723Fecha: Lunes, 2009-05-18, 9:34 PM | Mensaje # 5
EsparaelMetalTeaM
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Quote (lynott)
ese aire es una kaka, no coloca, jajajá.
Jarpo tiene toda la razón, mucho cuento tienen estos... la verdadera contaminación no la sacan a la luz publica... vaya gente para desviar la atención del pueblo. hablemos con propiedad, quien introdujo esa mierda en el sistema? quienes son los que se benefician? y por qué no se erradica este mal?... muchas bocas tapas el dinero sucio de la droga, pero sigue siendo dinero, por muy sucio qué este todos lo quieren....

joder lynott, qué bien has hablaó hoy happy smile wink

lo que hay que hacer es legalizarla, yá lo hemos hablaó en infinidad de ocasiones, y el que se kiera pudrir en la miseria, que se pudra, pero sin enrikecer a nadie y sin volverte majarón -ona de los cortes que lleva, majarón de salud fisica y mentalera ó de la vida que te hace llevar para tenerla.....

Tambien cuando yá eres mayor y has cagaó yá de tó, hay que demostrarte a ti mismo y al mundo en general, ( aunke éso sea lo de menos ) , que eres un hombre,una mujer , una persona que sabe y tiene experiencia, porque la experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede.


 
lynottFecha: Martes, 2009-05-19, 9:43 PM | Mensaje # 6
Pide asilo
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claro lo prohibido llama del individuo, legalizalo y muchos lo verán con otros ojos, para muestra el alcohol...

Ahora se me viene a la mente esto que pegue en la púa...
Somos así, cómo ese publico... Claro que él qué habla es el clásico político de turno que no dice nada y habla mucho.

...................................................................................................
Habitualmente, cuando me siento frente al público que se reúne para escuchar las cosas que intento mostrar, elijo algún cuento que ilustre esa situación.Este, que recuerdo hoy, es un cuento sufí. Los sufis se constituyeron en una corriente mística - que nosotros conocemos más como la filosofía de los derviches - que utilizaba la parábola y el cuento para transmitir sabiduría, como casi todos los pueblos místicos de la historia.
El protagonista de las historias sufis es siempre el mismo, se llama Nasrudím y es un personaje muy particular. A veces es un viejo decrépito, a veces es un joven; otras, un sabio; otras, un torpe, un tonto. También aparece como un hombre adinerado, o como un mendigo. Y siempre se llama Nasrudím. Que esos personajes tan distintos tengan el mismo nombre quizá sirva para mostrar que nosotros somos, también, cada uno de esos personajes. O, tal vez, que tenemos la capacidad de ser de diferentes maneras: a veces sabios, a veces tontos, a veces jóvenes, a veces decrépitos. Específicamente en esta historia, Nasrudím es un hombre que, por alguna razón que no se sabe, ha cosechado fama de ser lo que entre los sufis se denomina "un iluminado", esto es, alguien que ha logrado un cierto conocimiento sobre cuestiones importantes y trascendentes para otros. La fama que tiene Nasrudím es absolutamente falsa. Porque él sabe que, en realidad, no sabe nada; que todo lo que los demás suponen que él sabe es solo una creencia. Está convencido de que lo único que él ha hecho es viajar y escuchar: pero que, con certeza, no tiene grandes cosas para decir. Y sin embargo, cada vez que llega a una ciudad o a un pueblo, la gente se reúne para escuchar su palabra creyendo que tiene cosas importantes para decir.
El cuento empieza cuando Nasrudím llega a un pequeño pueblo en algún lugar de Medio Oriente. Era la primera vez que estaba en ese pueblo y una multitud se había reunido en un auditorio para escucharlo. Nasrudím, que en verdad no sabía qué decir, porque él sabía que nada sabía, se propuso improvisar algo. Entró muy seguro y se paró frente a la gente. Abrió las manos y dijo:
- Supongo que si ustedes están aquí, ya sabrán qué es lo que yo tengo para decirles.
La gente dijo:
- No... -¿Qué es lo que tienes para decirnos? No lo sabemos. ¡Háblanos!
Nasrudím contestó:
Si ustedes vinieron hasta aquí sin saber qué es lo que YO vengo a decirles, entonces no están preparados para escucharlo.
Dijo esto, se levantó y se fue.
La gente se quedó sorprendida. Todos habían venido esa mañana para escucharlo y el hombre se iba simplemente diciéndoles eso. Habría sido un fracaso total si no fuera porque uno de los presentes -nunca falta uno- mientras Nasrudím se alejaba, dijo en voz alta:
- ¡Qué inteligente!
Y como siempre sucede, cuando uno no entiende nada y otro dice "¡qué inteligente!", para no sentirse un idiota uno repite: "¡Sí, claro, qué inteligente!". Y entonces, todos empezaron a repetir:
- ¡Qué inteligente!
- ¡Qué inteligente!
Hasta que uno añadió:
- Sí, qué inteligente, pero... qué breve.
Y otro agregó:
Tiene la, brevedad y la síntesis de los sabios. Porque tiene razón. ¿Cómo nosotros vamos a venir acá sin siquiera saber qué venimos a escuchar? Qué estúpidos que hemos sido. Hemos perdido una oportunidad maravillosa. Qué iluminación, qué sabiduría. Vamos a pedirle a este hombre que dé una segunda conferencia.
Entonces fueron a ver a Nasrudím. La gente había quedado tan asombrada con lo que había pasado en la primera reunión, que algunos habían empezado a decir que el conocimiento de él era demasiado para reunirlo en una sola conferencia.
Nasrudím dijo:
- No, es justo al revés, están equivocados. Mi conocimiento apenas alcanza para una conferencia. Jamás podría dar dos.
La gente dijo:
- ¡Qué humilde!
Y cuanto más Nasrudím insistía en que no tenía nada para decir, más la gente insistía en que querían escucharlo una vez más. Finalmente, después de mucho empeño, Nasrudím accedió a dar una segunda conferencia.
Al día siguiente, el supuesto iluminado regresó al lugar de reunión, donde había más gente aún, pues todos sabían del éxito de la conferencia del día anterior. Nasrudím se paró frente al público e insistió en su técnica:
- Supongo que ustedes ya sabrán qué he venido a decirles.
La gente estaba avisada para cuidarse de no ofender al maestro con la infantil respuesta de la anterior conferencia-, así que todos dijeron:
- Sí, claro, por supuesto que lo sabemos. Por eso hemos venido.
Nasrudím bajó la cabeza y añadió:
- Bueno, si todos ya saben qué es lo que vengo a decirles, yo no veo la necesidad de repetir.
Se levantó y se volvió a ir.
La gente se quedó estupefacta; porque aunque ahora habían dicho otra cosa, el resultado había sido exactamente el mismo. Hasta que alguien, otro alguien, gritó:
- ¡Brillante!
Y cuando todos oyeron que alguien había dicho "¡brillante!", el resto comenzó a decir:
- ¡Sí, claro, este es el complemento de la sabiduría de la conferencia de ayer!
- ¡Qué maravilloso!
- ¡Qué espectacular!
- ¡Qué sensacional, qué bárbaro!
Hasta que alguien dijo:
- Sí, pero... mucha brevedad.
- Es cierto -se quejó otro.
- Capacidad de síntesis -justificó un tercero.
Y enseguida se oyó:
- Queremos más, queremos escucharlo más. ¡Queremos que este hombre nos dé más de su sabiduría!
Entonces, una delegación de los notables fue a ver a Nasrudím para pedirle que diera una tercera y definitiva conferencia.
Nasrudím dijo que no, que de ninguna manera; que él no tenía conocimientos para dar tres conferencias y que, además, ya tenía que regresar a su ciudad. La gente le imploró, le suplicó, le pidió una y otra vez; por sus ancestros, por su progenie, por todos los santos, por lo que fuera. Aquella persistencia lo persuadió y, Finalmente, Nasrudím aceptó temblando dar la tercera y definitiva conferencia. Por tercera vez se paró frente al público, que ya eran multitudes, y les dijo:
- Supongo que ustedes ya sabrán qué he venido yo a decirles.
Esta vez, la gente se había puesto de acuerdo: sólo el intendente del poblado contestaría. El hombre de primera fila dijo:
- Algunos sí y otros no.
En ese momento, un largo silencio estremeció al auditorio. Todos, incluso los jóvenes, siguieron a Nasrudím con la mirada.
Entonces, el maestro respondió:

- En ese caso, los que saben... cuéntenles a los que no saben. Se levantó y se fue.

La moraleja de este cuento es que la gente se deja queda sastifecha con algunos oradores politicos, religiosos, etc. sin entender lo que dicen
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En fin que mientras no cambie la mentalidad de los que mandan y nosotros ponemos para ello, nunca abrá un cambio consecuente para mejorar nuestra realidad....

 
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