Motorhead - 1916 (1991-2014) Lo único que puede parar las guerras es el número de cuerpos metidos en bolsas de plástico alineados en la costa y la cantidad de
madres y padres llorando por ellos.
(Ronnie James Dio)
CITA Los años 90, ¡que gran década! Uno se da cuenta del poder de influencia de ésta década cuando se dispone a escuchar los trabajos de
muchas bandas nacidas a finales de ésta década. Ya sea en el lado del
rock, con los "herederos" del sonido Kurt-Cantrell, o bien ya del lado
del metal con los cowboys de Texas. Aunque tampoco quiero ponerme a
repasar los pormenores porque considero que aquí todo el mundo tiene
bien sabida esta lección y nos centraremos en el entorno motörheadiano
de esa época...No es nada desconocida la afición de Lemmy por coleccionar objetos de la cosecha de la WWII, lo que le ha reportado críticas de diversa
índole. No soy quien para juzgar sus aficiones, pero lo cierto y verdad
es que esta obsesión por la guerra ha servido de imaginario para muchas
de sus canciones, por lo que decidió titular su nuevo trabajo con un
enigmático sobrenombre: "1916". Año clave históricamente y que sirvió a
Lemmy como inspiración para el tema homónimo de este disco basado en la
terrible batalla de Somme, donde un millón de soldados perdieron la vida
tratando de detener el avance de las tropas alemanas en Francia.
Resulta curioso cuanto menos que este desgraciado hecho les inspiró de
tal forma que estuvieron a las puertas del Grammy en el año 1992, ¿que
quién se lo arrebató? Obvia respuesta: los muchachos de California y su
hombre de arena.Y es que, en palabras del un fiel guerrero de las huestes de Lemmy, no sabría encajar este álbum en ningún estándar concreto, tanto a nivel
de género como a la hora de compararlo con su bruto precedente “Rock 'n'
Roll”. Cuando yo me dispongo a escuchar este trabajo, y puede que esto
suene demasiado incoherente, ciertamente encuentro similitudes (en el
sentido del sonido) entre éste y el ya próximo “álbum negro”. Ambos
cuentan con una producción más suavizada que, si bien pierde un poco de
encanto ante el sonido crudo y potente (aquel por los que tu padre te
pedía a gritos que quitaras esa infernal musica), lo cierto es que es
una puesta al día altamente agradecida. Aunque Motörhead no apostó por
Bob Rock (¡gracias a Dios!), sí les funcionó bien la jugada y
consigueron entrar en el mercado americano, situado en una rara
situación de resaca post-glam y el inicio de la depresión adolescente.
Lemmy bajó el volumen de sus amplificadores, pero supo tener los pies en
la tierra y no se dejó atraer por ese lujurioso mundo de la MTV, se
agarró a sus verrugas y cumplió aquello de “We're Motörhead ¡and we play
rock n'roll!”.Tambores tribales al más puro estilo de “Refuse/Resist” inician el disco, unos escasos siete segundos de pausa antes de que te revienten
los oídos, “The One To Sing The Blues” marca la pauta a seguir en este
trabajo; velocidad, riffs alocados y algo de estribillos pegadizos.
Simplicidad en su más pura expresión, pero hay que reconocer que Lemmy
sabe darles a los fans lo que quieren. “I'm So Bad (Baby I Don't Care)”
es otro clásico de Motörhead, y es que ¿quién puede resistirse ante este
pedazo de tema? Si os estabaís quejando de que el anterior corte era
algo frío, aquí regresa Lemmy por todo lo alto, ¡y de qué manera! El
tándem de Würzel y Phil es sinceramente espectacular, y yo creo que
nadie puede rechazar esta canción con ese “break” en el estribillo,
donde Lemmy proclama a viva voz y orgulloso: “I'm so bad, baby I don't
care”. Él es el rock 'n' roll en su máxima expresión, o como decían en
Airheads, “Nadie ganaría en una pelea entre Lemmy o Dios ¡porque Lemmy
es Dios!”. Con “Voices In The Sky” tenemos un corte más suave, en la
línea de clásicos como “Dancing On Your Grave”, y es la addición
encarnada en esa melosa antesala al estribillo “Eye for eye, tooth for
tooth...” que acaba en ese grandioso “No voices in the sky” y que se
pierde en los cielos. Quizás Taylor sea el único que no lleva tan bien
el paso de los años, pero eso no le impide aguantar el ritmo endiablado
de esta canción. Atentos a la actuación final de Campbell, orgía
guitarrera oiga usted. Quizás a algún fan veterano le parezca muy meloso
y pegadizo, ¡pero Lemmy quiere divertirse!“Going To Brazil” es posiblemente, el único corte de este disco que ha sobrevivido en posteriores giras, ya que fué frecuentemente
interpretada durante el Inferno Tour del 2005. De socarrona letra y
frenético ritmo nos traslada a un vuelo hacia la tierra del ritmo y el
desenfreno, aunque más que volar aquí el avión se desploma en picado
para impactar como una bomba. Con un riff que haría pasar apuros a
cualquier guitarrista novato y del solo ya ni hablamos. Esta canción es
un enano entre gigantes del tamaño de “Overkill” o “Bomber”, pero con
los mismos cojones que ellos. Si esta canción es un hecho real y sus
giras son así de locas, que me hagan un hueco.Hasta ahora, el fan medio de Motörhead se lo habrá pasado como un enano con estos trallazos, pero llega ése punto medio del disco, donde
pasamos de la tralla a comprender verdaderamente el contexto del disco.
“Nightmare/The Dreamtime” es posiblemente, la paranoia más oscura y
agobiante que Lemmy haya organizado alguna vez, repitió la jugada en la
agónica marcha profética de “March Ör Die”, pero lo que aquí nos
encontramos son susurros, voces y guitarras grabadas al revés, y un
único acompañamiento de ese Rickenbacker endiablado que maneja Lemmy.
Esta moda de los “backmasking” y los mensajes al revés fué popularizada
por los Beatles en su terrorífico “Revolution 9” del que más de un
oyente no querra volver a oír hablar. Sin duda, un tema que provoca
pesadillas en los oyentes, tanto por su estructura como por su confuso
desarrollo, nada apto para el oyente casual, pero no creo que nadie
acabe de querer a esta canción. Sin embargo, la sola existencia de este
tema está justificada como un prefacio a lo que viene ahora...”Love Me
Forever”, ¿Motörhead haciendo baladas? Pues sí, señores. Y no una de
esas baladas que cantan al amor, sino una de ésas emotivas que cantan a
la soledad y que confirman la sentencia de los Scorpions: “las mejores
baladas pertenecen a los grupos heavys”. Señores, yo me rindo ante la
magia que desprende ese punteo inicial y con un Lemmy cantando en esa
faceta melódica que, por su sinceridad, tanto asusta y que clama a los
cielos como un amante desesperado (faceta que no le pega y más de uno
sabrá de la gran cantidad de sus relaciones). Y cómo ignorar ese solo
cargado de sentimiento por parte de Würzel con armónicos que se pierden
entre la oscuridad del tema, y que se marcha tal y como ha llegado, sin
ruido, un “fade-out” al más puro estilo. Alguno se rasgará las
vestiduras por los mismos motivos que “Nothing Else Matters”, pero yo
estuve presente en los conciertos de esta gira y atestiguo que no
faltaban los mecheros y las lágrimas entre los asistentes.Guarden los pañuelos, porque ese triste desaparición de “Love Me Forever” sirve de puente a otro trallazo fiestero, “Make My Day” arranca
con rabia y saña, heredero manifiesto de la crudeza de su anterior
“Rock 'n' Roll” y que es junto con “Going To Brazil” y “I'm So Bad...”
el corte más puramente Motörhead de este disco. Imposible no perderse
entre el duelo de guitarras de este tema y ese Lemmy arrogante que
desafía al oyente repitiendo ese “roll over and make my day!”. La
energía de este tema es impagable y es ciertamente una vergüenza que no
se interprete en directo. Sólo con escuchar ese riff sanguinario que se
abre paso a tortazos tras la tristeza anterior uno sabe que está ante un
clásico. La cosa sigue con “Angel City”, una invitación a rememorar ese
rock ochentero con cierto sabor angelino (¿alguien mencionó a Mötley
Crüe?). Tema curioso cuanto menos y con cierto regusto bailable y
festivo que seguramente se le ocurriría a Lemmy en una de sus muchas
fiestas, y por si faltara poco, la diversión está servida con una
bizarra mezcla entre la guitarra de Campbell y una orquestra que parece
salida de los salones de baile de los lejanos años donde Elvis daba sus
primeros pasos. ¡Toma experimentación! Que cada cual saque sus
conclusiones, no deja indiferente a nadie.No me puedo imaginar en la cabeza la sensación de Joey Ramone al enterarse de la existencia de una canción dedicada a ellos mismos, y
escrita por el mismísimo Lemmy, “Fué un absoluto honor, es como si John
Lennon escribiera una canción para tí”, dijo Joey al respecto. Y razón
no le falta al hombre, y es que en escaso minuto y medio, Lemmy supo
concentrar toda la rabia del punk y escupirla al oyente al ritmo que
ruge las siglas de la legendaria banda de Nueva York, hasta los propios
Ramones la versionearon y fué interpretada en su último concierto antes
de su triste despedida. En mi opinión, se echa mucho de menos a estos
muchachos del distrito de Queens y su manera entender el punk. Pero
escuchando canciones como ésta y discos como el “Rocket To Russia” uno
pasa el vicio. Canción de obligada escucha para todo fan de Motörhead y
los Ramones. “Shut You Down” es el último pedazo de rock n'roll que se aferra fuertemente a los patrones de “Make My Day”, de intrincado riff inicial
que estalla en una vorágine caótica de vertiginosa velocidad gracias a
las afiladas guitarras de Wurzel y Campbell, junto con el tremendo papel
que se monta Phil Taylor en esta ocasión: No le había vuelto a oír un
trabajo semejante desde los tiempos de aquella lejana "Overkill".
Ciertamente, una canción totalmente "thrasherizada" dentro de lo que son
los patrones de Motörhead y que es hija directa del "Ace Of Spades",
pues es rápida y a la yugular y sin llegar a los tres minutos, amén del
revulsivo coro de "Shut You Down!" que nos hace bailar a todos. ¿Están
ustedes seguros de que el metal decayó en los '90?“1916” cierra el disco a golpes de una batería programada y un melancólico teclado, a primera vista, parece algo impropio de un disco
de Motörhead, y ciertamente lo es, pero también es cierto que pone los
pelos de punta. Ya que Lemmy es un maestro a la hora de contar
historias, de la misma manera que Alice Cooper y sus historias de
terror, Lemmy encarna al soldado a la batalla y los sentimientos de
muerte y dolor que pueblan los campos de batalla. Es imposible no
emocionarse cuando recita la cruda línea que culmina este poema “Y ahora
no hay nadie que recuerde nuestros nombres, pero así es la vida de un
soldado”. Y es que como bien narra Lemmy, en la guerra no hay nadie
superior al otro, son únicamente hermanos separados y peleando por vanos
ideales. No puedo tildarla de balada porque esto no es que ponga
triste, es que es para vaciar una caja de pañuelos o descerrojarse un
tiro a lo Cobain. Así como “March Ör Die” es una visión realista y
oscura del deseo del propio ser humano de jugar a ser Dios, “1916” es la
visión del joven soldado alistado desencantado con la realidad de la
guerra, las penosas condiciones de las trincheras y rodeado de cuerpos
que antes eran sus amigos, suplica ayuda pero nadie le socorre hasta que
es disparado y se lamenta de su estupidez. Me quito el sombrero (y el
poco pelo que me queda) ante usted, señor Kilmister.“1916” ha terminado y con él, el disco más arriesgado y experimental de Motörhead. No faltan los pedazos de rock punkarra clásico de estos
ingleses, pero hay cabida también para para las tristezas, las alegrías y
las perversiones oscuras de “Nightmare”. La cosa les funcionó y
quisieron repetir la fórmula en su siguiente disco, poniendo atención en
el aspecto sucio y crudo, lo que reflejó en cierta medida a la calidad
del trabajo. Pero eso es una historia que será contada en otro momento
si mi tiempo me lo permite. Por ahora, disfruten con esta joya oculta,
que abrió la incipiente década de los noventa y pavimentó el camino para
que Lemmy y sus huestes no fueran sepultados por el tiempo. Yo siempre
lo defiendo, si no hubiese por el éxito de “1916”, Motörhead no hubieran
podido resistir el inicio de la nueva forma de entender el rock que
estaba despertando, y hoy posiblemente hablaríamos de ellos usando el
tiempo pasado y no el presente. ¿Vendidos? ¿Flojera compositiva? ¿Temas
menospreciados? Que cada uno saque sus conclusiones pero esto fué el
resultado de lo que pedía la época por aquel entonces, aunque
ciertamente este argumento último flojea si tenemos en cuenta que, no
mucho después de éste “1916”, se desataría un “infierno” surgido desde
la Texas más profunda y que dió origen a otra historia ciertamente
memorable...¿Quieren que lo defina más concretamente? Básico. Imprescindible.Mueva el trasero de su asiento y encárguelo
inmediatamente a su establecimiento más cercano.
01. The One To Sing The Blues
02. I'm So Bad (Baby I Don't Care)
03. No Voices In The Sky
04. Going To Brazil
05. Nightmare/The Dreamtime
06. Love Me Forever
07. Angel City
08. Make My Day
09. R.A.M.O.N.E.S.
10. Shut You Down
11. 1916
12. Eagle Rock (bonus track)
13. Dead Man's Hand (bonus track) Disponible sólo a los usuarios