Vidrios marinos. Convirtiendo basura en joyas
Como con el anillo único, solo un volcán es capaz de destruir el vidrio de producimos. Pero, dado que la mayoría de las botellas desechadas no acaban en volcanes, es el tiempo y la erosión marina quien se encarga de transformar nuestros residuos en objeto de deseo de los coleccionistas. Un trozo de vidrio corriente es uno de los elementos mas estables que tenemos a nuestra disposición. Es inerte, no se oxida, resiste a la mayoría de los productos químicos y es totalmente no biodegradable. Afortunadamente, cada vez se recicla un porcentaje mayor pero, ¿que sucede con la fracción no reciclada? Parte de ella acaba en nuestros ríos y mares. No desaparece pero se transforma. Entre 15 y 60 años de golpes, erosión y choques continuos suavizan los bordes de estos fragmentos hasta convertirlos en piezas similares a los cantos rodados. Y una vez convertidos en pequeñas joyas, el océano las devuelve a la orilla.
Algunas playas llenas de vidrios de colores se han convertido en una atracción turistica como la Glass Beach en Fort Bragg o la playa de los cristales* en Asturias. Es relativamente sencilo encontrar trozos de vidrio en playas rocosas donde se encargan de dar algo de color, artificial, a las mismas. Curiosamente allá donde se encuentran, turistas y coleccionistas compiten por limpiar la playa ya que los antiguos desechos son ahora piezas deseadas. Hay asociaciones de aficionados que difunden consejos y promocionan su recogida. Incluso hay quien ha desarrollado piezas de joyería , todas únicas, construidas alrededor de estos vidrios marinos. Aunque no siempre son piezas tan exclusivas. Quizás la parte mas irónica de este coleccionismo es el desarrollo de falsificaciones. Basta con seleccionar trozos de vidrio con colores atractivos y utilizar métodos de aceleren la erosión.
Como con muchos de los residuos que producimos no hay datos detallados sobre su distribución o el número aproximado de fragmentos aunque es mucho menor que los 100.000 trozos de plástico por km que pueden contabilizarse en algunas playas. De hecho, su número y tamaño van disminuyendo. El aumento del reciclaje ya esta haciendo que el número de fragmentos iniciales se reduzca. Por otro lado, la erosión continúa su trabajo, pulverizando cada pieza hasta convertirla en fina arena de sílice casi indistinguible de cualquier otro grano de playa. Dentro de unas décadas, los vidrios de colores estarán casi desaparecidos pero nos quedará el problema del plástico, menos estético y bastante mas peligroso.
*Este es un buen momento para recordar que no es lo mismo un vidrio que un cristal aunque probablemente la mayoría yá lo sabeis