Con tan solo 33 años, Joe Bonamassa se ha convertido en uno de los músicos de blues-rock más influyentes del momento. Desde que iniciase su carrera hace 10 años, ha editado multitud de álbumes en solitario y colaborado siendo músico de sesión con otras bandas y solistas de renombre como
Joe Lynn Turner. Pero lo que resulta realmente encomiable es lo ocurrido desde hace justamente un año hasta ahora, el pasado 23 de marzo de 2010 veía la luz su formidable álbum en solitario
Black Rock, poco después se embarcaba en una gira mundial mientras trabajaba en el álbum de debut de la banda
Black Country Communion de la que es guitarra solista y vocalista, el cual se puso a la venta en
Septiembre del pasado año recogiendo excelentes críticas por público y prensa especializada, a esto hay que añadirle una serie de conciertos con dicha banda. Por si fuera poco, acaba de editar otro disco titulado
Dust Bowl, del que puedo deciros que es todo un lujo.
La palabra que define el resultado final de Dust Bowl es la misma que la de su anterior Black Rock,
elegancia, estamos ante otra cumbre del blues, blues que Bonamassa se encarga de fusionar
con sus influencias Zeppelianas, elementos folk, unas pinceladas de rock n'roll y como no, de un feelin' espectacular que emerge de la profundidad y limpieza de su voz y de una guitarra que por difícil que
parezca, mejora a cada nota que toca.
Bonamassa ha facturado un álbum de escucha sencilla, de modo que nadie piense que esto es un trabajo de un músico para músicos, evidentemente y como se dice líneas arriba, el blues es el eje central del álbum, aunque hay claros ejemplos en los que Bonamassa lleva este estilo clásico y arraigado por derroteros más vanguardistas como en
Slow Train, corte que preludia el disco, o en el homónimo
Dust Bowl. Aunque por otro lado temas como el arrollador
The Meaning of the Blues o You Better Watch Yourself recogen todo el sabor del clásico blues de antaño de 12 compases magistralmente.
Heartbreaker lleva de nuevo al micro a su compañero Glenn Hughes, un tema fantástico que deja claro que el tandem formado por ambos es algo muy especial y existe una química entre ellos fuera de lo común. Pero si hay que citar temas que rozan o alcanzan la perfección esos serían
Black Lung Heartache que bien recuerda a Ballad of John Henry, un tema espectacular con raíces folk y un sensacional solo a base de bottleneck.
No Love on the Streets es un tema con mucho feelin' y solo BRUTAL, de esos que erizan el vello de la nuca, con una construcción y un fraseo al alcance de muy pocos. Cabe citar también las fabulosas baladas
Prisioner y
The Last Matador of Bayonne, esta última con unas líneas melódicas tremendas en las que deja claro que no solo es un grandísimo guitarrista sino un cantante increíble.
Dust Bowl es un álbum para deleitarse con un musicazo como pocos quedan hoy día, un disco con clase cuya elegancia e interpretación es digna de mención. Desde luego que gente Clapton, Peter Green, Jimmy Page o el propio Gary Moore (si estuviese entre nosotros) estarán orgullosos de ver como gracias a
Bonamassa el blues sigue adelante y creando adeptos alrededor de todo el mundo. Otra joya del guitarrista neoyorkino.